Los vampiros también tienen sueños y el de Robert Pattinson, protagonista de la saga Crepúsculo y Luna nueva, gracias al personaje de Edward Cullen, es el de subirse a un escenario, tomar un micrófono y cantar las canciones que él mismo compone con su inseparable guitarra.
Al final del recital, los aplausos serán los mejores que el londinense haya recibido en su vida, pues premiarán la pasión y el talento (faltará escucharlo) que demuestre con la música, que para sorpresa de todos, podría rebasar incluso la que siente por el séptimo arte.
La vida de Pattinson cambió radicalmente hace unos años, cuando fue elegido para dar vida a Cedric Diggory en Harry Potter y el cáliz de fuego, una experiencia fascinante que a pesar de todas las apuestas, fue ampliamente superada cuando llegó Crepúsculo, la adaptación fílmica de la novela de Stephenie Meyer que desde hace un par de años es la franquicia más prometedora de la industria del cine.
Robert tiene mucho que ver con ello, gracias a su interpretación de vampiro adolescente que intenta por todos los medios vencer sus ansias por poseer a Bella Swan y a la vez, defenderla de los ataques de otra camada de extrañas criaturas que acechan para acabar con su vida.
Ahora, después de todo lo que ha significado ese primer viaje, Pattinson está listo para la segunda aventura con el estreno mundial de Luna nueva, programado para la media noche del 19 de noviembre y a partir de lo cual, el histrión volverá a sufrir por desfilar en una alfombra roja y sonreír ante los paparazzi que se han convertido en su sombra.
Precisamente, ante el lanzamiento de la banda sonora de Luna nueva, que debutó en el primer lugar de ventas digitales, Pattinson desempolva el sueño de convertirse en rockstar.
“A diferencia de Crepúsculo, en Luna nueva no hay una canción que yo interprete, pero hay de otro chico que trabaja en la película, y que sí tiene una rola en el disco. De hecho los acabo de ver tocar con su grupo en Vancouver.
“Me enojé mucho pues ya no puedo tocar con mi banda porque me da miedo que la gente lo grabe y lo difunda, y aún no estoy listo”, comentó el actor a Excélsior durante el Festival de Cannes.
En el soundtrack de Crepúsculo, el londinense de 23 años interpreta el tema Never Think, como resultado de su melomanía que sabe que algún día lo llevará a un estudio de grabación para interpretar todas esas canciones que compone con su guitarra mientras viaja de ciudad en ciudad filmando películas y de país en país, promoviéndolas.
“He compuesto las suficientes canciones como para grabar un álbum. Últimamente he estado escuchando mucho funk, sobre todo de las primeras etapas y he tratado de escribir mezclando eso con otras cosas.
“No sé bien qué estoy haciendo, pero algo saldrá”, comenta el astro de Hollywood que todavía se está acostumbrando a la fama y la atención que recae sobre él.
Y es un poco toda la burocracia, la firma de los contratos y los abogados, los que provocan que Pattinson no se decida a grabar un disco, que todo mundo sabe, se vendería de forma automática.
“Es mucha lata”, exclama el histrión casi como una queja.
“Es que hay que venderlo y hacer muchas cosas más. Sé que sería una venta garantizada, pero hay piratería, tienes que contratar abogados, pagarles mucho dinero y todo es muy molesto”, dice rechazando la oportunidad que millones de artistas buscan durante toda una vida.
Cannes pareció ser un gran ejercicio de lo que a Robert le espera este noviembre, cuando Luna nueva invada los cines de todo el mundo.
“Es gracioso, nunca en la vida pensé que yo haría gritar a las chicas”, dice con una cara de sorpresa en su blanco rostro.