- ¿Cómo fue la reentré en la saga?
Como cualquier otro film. Una está acostumbrada a trabajar con un director en cada rodaje; había pasado el tiempo suficiente para estar descansados, y Crepúsculo (Catherine Hardwicke, 2008) y esta secuela son dos historias muy diferentes. Además, nos habían advertido de los posibles cambios cuando firmamos el contrato, así que sabías que podía pasar.
- ¿Cuáles son esas grandes diferencias entre los dos films?
La primera parte habla de sentimientos tan primarios como el abandono y la atracción. Son impulsos animales. En cambio, la segunda es un recordatorio de que eres un ser humano y tienes que lidiar con ello. Eres responsable de tus actos. De tus elecciones. La primera fue una película mucho más impulsiva mientras que la segunda es más cerebral.
"No necesito alejarme de ella, como dicen algunos. Gracias a Bella, no tengo que pelear por cada papel."
Con Emile Hirsch en 'Hacia rutas salvajes' (Sean Penn, 2007)
- ¿Y la diferencia de directores? ¿Qué aportó Chris Weitz, comparado con Catherine Hardwicke?
Están muy en consonancia con las películas. Catherine es una persona impulsiva, naturalista, que ama la improvisación. Y eso era perfecto para Crepúsculo. Nos pasábamos el día preparándolo todo, analizando hasta el último sentimiento y, una vez que llegábamos al set, lo tirábamos todo por la borda y dejábamos que hablara nuestro corazón. Además el rodaje fue muy ajustado en todos los sentidos, tiempo, dinero. No había espacio para la planificación. Con La Saga Crepúsculo: Luna Nueva hemos tenido más tiempo, el tono es más solitario, silencioso, lleno de largos monólogos cargados de tristeza, demasiado oscuros. Y Chris es esa persona, más cerebral, más callada, más lenta en sus decisiones porque vienen cargadas de una mayor reflexión.
También suena a un rodaje tal vez más lleno de pesadumbre.
Como describe el libro, Bella se vuelve casi una zombi. La falta de Edward (al que interpreta Robert Pattinson) es más que una ruptura, que una depresión. Se parece a un toxicómano al que le falta su droga. Hay una dependencia física de algo que ya no está ahí. Además está ese sentimiento de que tal vez se equivocó, de inseguridad. De no creer en su propio cerebro porque no quiere aceptar que todo haya sido un error. Y el único que la salva es Jacob Black (interpretado por Taylor Lautner).
Taylor Lautner, precisamente, un poco más y no prosigue su participación en la saga. Su apoyo a él fue total desde el principio.
Era obvio. Entendía el problema: Taylor era muy joven, 16 años, y aparentaba todavía menos. Comprendía las dudas del estudio. Querían estar seguros. Pero yo no tenía ninguna duda. Siempre estuve segura porque cuando estaba junto a Taylor veía a Jacob. Los demás necesitaron ver esos músculos para formar parte del Club Jacob, lo que no estuvo nada mal.
- ¿No le unió esa misma solidaridad con Catherine Hardwicke?
Somos muy amigas y, a su lado, siento una comunicación inmediata. Pero es la naturaleza de este negocio. Hay gente con la que acabas trabajando y con otros, no. Así es la vida. De todos modos la transición fue muy amigable. Ella estaba en un momento de su vida en el que quería pasar a otras cosas.
- ¿Y Bella? ¿Se hace pesada su compañía?
Si solamente hiciera el papel de Bella sería como vivir una realidad paralela durante cuatro años. Yo y Bella. Lo sentiría demasiado real. Demasiado tiempo juntas y demasiada intensidad. Me encanta el personaje, lo vivo como propio, me gusta el egoísmo de sus decisiones, su juventud, la intensidad de su pasión. Pero también me gusta dejarme agarrar por otras historias. Y afortunadamente en el rodaje filmamos fuera de orden, lo que me permite rodar una secuencia deprimente seguida de otra de acción o con mucho más humor. Eso evita que me acabe cortando las venas. Aunque en más de una ocasión me he visto a punto de ir en silla de ruedas al aeropuerto.
- ¿Algún accidente digno de reseñar?
En Italia (donde rodaron algunas escenas) tuve la sensación de pasarme el día corriendo y cayéndome. Estoy en buena forma. Podría correr una maratón sin problemas. Pero echar a correr como una bestia en busca de Edward, correr como si te fuera la vida en ello... y acabar la toma con el consabido: Buen trabajo. Otra vez. ¡Eso acaba con cualquiera! Me dejó los dos tobillos en coma.
Y ya vamos por la tercera parte, The Twilight Saga: Eclipse, pero sin la compañía del director español J.A. Bayona, que estuvo a punto de dirigirla...
Fue una lástima porque su nombre estuvo ahí durante bastante tiempo, pero al final David Slade es el director. ¿Quién sabe? Quizá la cuarta...