lunes, 13 de diciembre de 2010

Capitulo II. Tratamiento

—¡¿Qué pasa aquí? —insistió Bella al ver como agredían a Edward.

Emmett reaccionó inmediatamente y quitó a todos de en medio. Le parecía insólito que se golpearan de esa manera, por sobre todo que la pelea no fuese justa y para más que no llegase ningún inspector de pasillo, como mínimo.

Bella quedó sorprendida al ver a Edward sangrar sin quejarse, entonces se dio cuenta que Mike Newton también estaba sangrando. Tenía ciertas dudas de cómo había comenzado todo, pero se las guardó para después.

Se acercó a Edward y le ayudó a incorporarse.

—Váyanse de aquí ahora mismo, antes que con mis manos les destroce la cara uno por uno —dijo con mucha furia Emmett.

Mike odio tener que marcharse, pero su boca se estaba hinchando y le latía demasiado como para continuar.

—¡Me las pagarás Cullen! —chilló mientras se iba.

Cuando ya no se necesitaba nadie para el socorro de Edward, apareció el Sr. Still para verificar si todo estaba bien.

—L-Lo e-está Sr. S-Still —respondió Edward ya de pie.

Sabía que no conseguiría nada si comenzaba a explicarle el asunto, en realidad lo único que conseguiría sería otra paliza.

—¿Qué dices? —le criticó Bella —. No esta nada bien, vengo recién llegando a este instituto y presenció una pelea entre matones eran siete contra un solo chico y lo golpearon fuertemente, si no llegamos quizá lo habrían matado en el pasillo ¿Qué clase de seguridad tienen ustedes? —criticó furiosa Bella.

Si su padre supiera en dónde estaba y lo que ocurría de seguro la saca de inmediato de ese horrible lugar, pensó mientras se preocupaba de ver las heridas de Edward.

—Srta… —dijo el Sr. Still.

—Swan —agregó Emmett.

—Srta. Swan, me parece que usted ha presenciado un hecho aislado, lamento que dude de nuestra seguridad, ahora es mejor que el Sr. Cullen vaya a enfermería, es mejor que uno de ustedes le acompañe —dijo el Sr. Still.

Emmett miró a Bella sonriente y le arqueó una ceja. Le parecía gracioso que tuviese que defender al chico tartamudo más si ahora tendría que ir con él a la enfermería.

—Ve tú —le dijo Bella.

—N-No se m-mole-lesten, p-p-puedo lleg-gar m-muy b-bien a la e-enferm-mería —señaló Edward quien no quería ser una carga, mucho menos para aquella desconocida que con su personalidad de cohibía aún más.

—Bella si voy con Edward te perderás aún más en este lugar, ve tú yo los disculpo en la clase de… —dijo revisando su hoja.

—L-Lab-borato-rio d-de b-bi-iolog-gia —señaló Edward.

Emmett asintió y se marchó dejando a Bella molesta sosteniendo del brazo a Edward.

—P-Pue-edo s-solo, m-ma-march-chate —pidió.

La verdad es que no le gustaba ser carga de nadie, menos por lastima y evidentemente la chica huía de él, así que mejor sería darle el pase para que se marchara de una vez.

—Si te encuentras con esos desalmados quizá que te harían de nuevo y no quiero que nada de eso vuelva a ocurrir —dijo Bella con sinceridad.

Le apenaba tener que ver a un chico tan bueno, por lo que se veía, sufrir de esa forma.

Caminaron juntos hacía la enfermería mientras todo el resto del alumnado se dirigía a sus clases, aunque no pasó inadvertido para nadie que la chica nueva y guapa estaba ayudando a la escoria de Edward Cullen.

En la enfermería le curaron las heridas y le dieron un par de antiinflamatorios, le recomendaron entrar a la siguiente hora, por lo que Edward y Bella tenían mucho tiempo.

—¿Qué haremos? —señaló Bella aburrida.

Su laboratorio favorito había comenzado sin ella, amaba la biología y detestaba estarse perdiendo parte de la clase, aunque después de todo era por una buena causa y el chico la necesitaba.

—Y-Yo m-m-me v-vo-vo-voy a l-la b-bi-blio-te-teca —dijo Edward maldiciéndose a sí mismo por tartamudear tanto delante de aquella mujer.

—¿Me dejarías acompañarte?

Bella no sabía donde estaba la biblioteca y deseaba conocer que libros tenían, quizá había algo que ella no había leído, aunque lo dudaba, pero sería interesante, además reconoció para sí que temía que al chico le ocurriese algo.

Edward asintió en silencio evitando hablarle, su lengua se trababa aún más y detestaba quedar en ridículo ante una linda chica.

Bella entendió muy rápidamente el silencio, el chico no deseaba hablarle porque se sentía avergonzado de su condición, se incomodo al darse cuenta de aquello, quizá por eso se aislaba tanto de los demás.

Caminaron juntos hacía la biblioteca en un silencio casi sepulcral.

Emmett se acercó a Rosalie antes de que comenzara el laboratorio.

—Disculpa —dijo en un tono casual —¿Tú eres hermana de…?

Había olvidado el nombre.

—¿Edward Cullen? —sonrió Rosalie —. Te advierto que si te vas a burlar de mi hermano en mi cara…

Rosalie tenía unas cuantas verdades guardadas para aquel que osase molestar a su hermano y estaba dispuesta a plantárselas al chico nuevo.

—No, no —interrumpió Emmett —. El matón que esta allí —señaló a Mike —. Y sus amigos han golpeado a tu hermano.

—¡¿Qué? —chilló Rosalie.

Caminó hacía donde estaba Mike y su grupo.

—Esta en la enfermería —agregó Emmett antes que llegase al otro mesón.

Siguió a Rosalie, en caso que se metiese en problemas, quizá necesitaría ayuda, aunque esperaba que no cayeran tan bajo de agredir a una chica.

La hermana de Edward estaba que echaba humos hasta por la nariz. Intentó calmarse pero fue en vano.

Vio a Mike con su boca hinchada y comprendió que lo que le decía el chico nuevo era cierto.

—Maldito bastardo —le gritó fuertemente en su rostro y mientras pronunciaba un sermón de groserías indescriptibles le golpeó tan fuerte en la nariz que Emmett se sorprendió al ver que sangraba como si hubiesen abierto un grifo de agua.

—¿Qué haces? —le gritó Tyler.

—¡Cállate y no te metas si no quieres que te toque a ti también! —gritó Rose —. Mira Newton, una sola cosa más en contra de Edward, aunque sea la más minima y ¡te juro, te lo juro! que te dejaré sin hijos por el resto de tu vida y con el dolor más grande que jamás hayas sentido, además me encargaré personalmente de desfigurar el rostro de tarado y golpearé tu trasero de nenita hasta que parezcas lo que realmente eres… ¡Escoria! —dijo Rose volviéndole a plantar un combo, esta vez en la quijada.

Emmett abrió los ojos sorprendido al ver que Rosalie había defendido a su hermano como nunca nadie lo había hecho.

Tyler intentó tirarle su larga cabellera por la espalda mientras que Rosalie caminaba hacía la salida del salón. Entonces Emmett al ver semejante cobardía reaccionó golpeando a Tyler tan fuerte que este cayó sobre la mesa de Lauren y Jessica.

Rosalie quedó admirada de la fuerza de Emmett y se lo agradeció.

Al llegar a la sala el Sr. Vanner constató que era un lío e intentó poner orden. Envió a Mike y a Tyler a la enfermería.

—Mr. Vanner, ¿Puedo ir a ver a mi hermano que se encuentra en la enfermería? —pidió Rose.

—Srta. Cullen, permítame decirle que su hermano se encuentra en la biblioteca, me lo he encontrando allí, esta bastante mejor y se ha disculpado junto a la Srta. Swan —respondió.

Para Rosalie no fue satisfactoria la respuesta, pero por lo menos su hermano no se encontraba solo, así que por ese lado se relajó y decidió esperar a terminar el laboratorio para ir donde su gemelo.

Emmett volvió a sentarse al final del salón, esta vez solo e impresionado por lo valiente que era Rosalie. Una y otra vez reconoció para sus adentros que era una mujer increíble ¡Qué mujer! Se repitió varias veces.

—Alice —dijo Rosalie.

—Dime —dijo Alice dibujando un vestido en la contratapa de su libro.

—¿Te molesta si este laboratorio lo hago con el nuevo chico? —sonrió a su amiga.

—¿Me plantarás? —chilló.

—No, se trata que quiero de alguna forma agradecerle el haber defendido a mi hermano y luego a mí, y al parecer esta solo —dijo segura Rosalie.

—Está bien, yo lo haré con Ángela —sonrió.

Rosalie se acercó a Emmett, quien se asustó al verla de pie junto a su pupitre.

—¿No tienes pareja para el laboratorio? —preguntó Rosalie para asegurarse que estaba en lo correcto.

—Mi amigo imaginario, te lo presento… —rió señalando el puesto vacío.

Rosalie frunció el ceño, pero luego entendió su chiste, aunque no le pareció muy gracioso, sonrió por cortesía.

—No, en realidad esperaba trabajar con mi hermana, pero como ves esta con el tuyo —explicó Emmett viendo las hermosas facciones de Rosalie.

—¿Te parece si trabajamos juntos? —sonrió Rosalie.

—Estupendo —admitió dándole el espacio para que se sentara a su lado.

Mientras que Edward estaba en la biblioteca junto a Bella buscando un libro para biología, se sentía muy incomodo al darse cuenta que ella seguía a su lado, pasillo a pasillo. No sabía que era más incomodo, no poder hablarle o querer hacerlo y sentir más vergüenza de lo normal.

—¿Te gusta estar aquí? —susurró Bella.

Edward asintió en silencio.

—¿Por qué? —preguntó Bella sabiendo que debería responder con palabras aquellas preguntas.

Edward suspiró.

—¿Te incomoda hablarme? —dijo Bella, aunque se arrepintió al instante al ver como Edward se ruborizaba completamente.

—Lo siento —se disculpó —. No es que quiera presionarte a hablar, es sólo que… Bueno me gustaría hablar contigo, ya sabes, soy nueva y no he tenido amigos de colegio nunca.

Edward se sorprendió al oír la palabra amigos.

Él realmente quería hablarle, quería hacerlo, pero no sabía como… así que prefirió continuar en silencio.

—¿No te agrado? —continuó Bella con sus preguntas.

Edward se sentía arrinconado, nunca antes alguien había querido hablar con él y justo ahora la chica que más lo intimidaba lo hacía.

Hizo un gran esfuerzo, evitó mirarla aunque ella se puso al frente de él.

—S-S-Si —logró decir mirando al suelo.

—No te agrado —afirmó Bella desilusionada.

—N-No, n-no e-es e-eso. M-Me g-gu-gusta e-estar a-aquí —dijo con dificultad —. P-Porque n-no d-debo h-hablar —reconoció un tanto avergonzado y aún ruborizado.

—Perdón —se disculpó Bella al ver que él se incomodaba aún más —. Sabes, no nos hemos presentado —sonrió.

—E-Ed-ward —susurró.

—Bella —le estiró la mano.

Él se la presionó con suavidad.

—¿Te puedo preguntar algo? —curioseó Bella.

Edward asintió en silencio nuevamente.

—¿Por qué no nos tomaste en cuenta a Emmett y a mí cuando nos presentábamos? —dijo con real curiosidad.

Edward se complicó al responderle, era una respuesta demasiado larga y no sabía como acortarla y evitar tartamudear tanto.

La miró con tristeza en sus ojos y se dio cuenta que Bella tenía los ojos chocolates más lindos que había visto jamás, aunque claro está que de seguro era uno de los primeros ojos que veía directamente. Él evitaba tener contacto con todas las personas que pudiese, más si eran chicas.

Absorto, sacó un libro de la estantería y caminó hacía la mesa en donde estaban sus cosas.

—¿No me responderás? —dijo Bella sin comprender los motivos del silencio de Edward.

Este negó con la cabeza.

—¿Por qué? —inquirió.

Edward pensó que ella hacía demasiadas preguntas y que eso implicaba hablar demasiado… ¿Acaso ella no entendería que odiaba hablar?

Entonces Bella por su mirada logró darse cuenta que él quería hablar con ella, pero que se avergonzaba de hacerlo.

No quiso preguntar más, no quería parecer una chica desesperada por la amistad de alguien.

Al darse cuenta que la hora de almuerzo se aproximaba Edward y Bella decidieron caminar hacía el laboratorio de biología al encuentro de sus respectivos hermanos.

—Sr. Cullen —dijo el Sr. Vanner al verle.

Edward agradeció que Mike y sus matones no estuviesen en el salón.

—¿Se encuentra mejor? —preguntó el profesor —. Extrañé a mi alumno estrella —sonrió para darle ánimos.

Edward asintió en silencio.

—Se han atrasado en un laboratorio, pero lo recuperaran a finales de semestre, así que no se preocupen por eso —sonrió.

Edward agradeció la benevolencia de su maestro y se acercó hacía Rosalie.

Alice y Ángela corrieron al encuentro de Edward.

—¿Estás bien? —preguntó Ángela muy preocupada de él —. Mira como te han dejado.

Acarició su brazo y Edward se quejó ante el dolor del roce.

—¿Te han hecho mucho daño? —dijo Alice.

Edward hizo una seña explicando que fue más o menos.

Bella se dio cuenta de inmediato del interés que tenía Ángela en Edward, la chica se preocupaba mucho por él, de hecho le tendió una toallita para que limpiase la herida que tenía en la ceja, ya que volvía a sangrar.

Rosalie corrió a los brazos de su hermano e intentó no aplastarle.

—¡Esos infelices! Juro hermanito que les dí su merecido, prometo que nunca más te harán daño… ¡Qué se atrevan y los mato! —dijo Rose acariciando el rostro dolorido de Edward.

—N-No hace f-falta, c-creo q-que estoy b-bien —sonrió pesadamente al sentir un dolor en sus costillas.

Bella se alejó del grupo de conversación.

—¡Bella! —chilló Rosalie.

Esta se volteó sorprendida.

—Gracias por cuidar tan diligentemente a mi hermano —le sonrió.

—No hay de qué —sonrió —. Gracias a ti por trabajar con el mío —rió.

A la hora del almuerzo, Ángela, Ben, Alice, Rosalie y Edward estaban sentados en una esquina del salón. Edward escuchaba música, mientras que el resto conversaba de los planes que tenían para el fin de semana, luego del baile.

—Allí viene Emmett y Bella —susurró Ángela.

Rosalie estaba dispuesta a invitarles a sentarse con ellos, entonces vio que Jessica y Lauren se paraban de su mesa para invitarles a unirse a su mesa.

—¿Por qué no se sientan con nosotros? —sonrió Jessica.

Bella miró a Emmett con desaprobación.

—Creo que buscaremos otra mesa —dijo Bella algo molesta.

Detestaba que mirasen a su hermano de esa manera, mucho más si era una chica que no tenía idea de la diferencia entre hipérbole e hipérbaton.

Al oír esto Rosalie se levantó de su mesa.

—Pueden unirse a nosotros —sonrió.

Bella al ver que su proposición era sincera y desinteresada aceptó feliz.

Emmett no puso inconveniente en sentarse con ellos.

—No puedo creer que nos hayan rechazado —chilló Jessica.

—Lo peor es que se hayan sentado con esa gentuza —añadió Lauren.

—Lo terrible es que ese hombre estaba tan apetecible —rezongó Jessica.

Lauren rió para sus adentros al ver como su amiga se lamentaba por la perdida del bombón, sobre todo porque había creído que él se había fijado en ella.

—Edward —llamó su atención Rosalie.

Este no la oyó por estar escuchando música a todo volumen.

Rosalie suspiró y le quitó los audífonos del mp3.

—¿Por qué hiciste e-eso? —le criticó.

El resto siguió conversando con Emmett, pero para Bella no pasó desapercibido que Edward casi no había tartamudeado.

Al llegar a casa Esme se sorprendió al ver lo moreteado que estaba Edward.

—¿Qué ha pasado? Rosalie, te dije que me llamaras —la reprendió.

—Mamá, eso ocurrió después y Edward no quiso que te alarmase —le criticó Rosalie.

—Mamá no es culpa de Rose, ella simplemente me h-hizo c-caso —señaló Edward para evitar que retasen a Rosalie por su culpa.

—Llamaré a tu padre enseguida —dijo un poco alterada Esme.

—¡N-No hace falta! —chilló Edward.

—Si, si la hace —dijo Esme.

Se preguntaba una y otra vez quién sería capaz de hacerle algo así a su hijo, detestaba muchas veces la crueldad que tenían en contra de él.

Habló con Carlisle, su esposo y este le pidió que lo trajese inmediatamente.

—¿Quién fue? —inquirió luego de colgar el teléfono.

—Mike Newton y su séquito de matones ¿Quién más, mamá? —rodeó los ojos Rosalie.

—¿Pero si Mike y tú eran amigos? —dijo Esme incrédula.

—Si, mamá en el p-primer a-año de la p-primaria —dijo asqueado Edward.

Edward, Rosalie y su madre se fueron rápidamente hacía el hospital en donde los esperaba Carlisle en su oficina.

—Amor —sonrió cariñosamente al ver entrar a su mujer.

—Cariño, mira como han machacado a nuestro niño —dijo dolorida Esme.

—Vaya, vaya, esta vez te han dado duro ¿eh? —dijo examinado a Edward —¿Podrían dejarnos solos mientras lo examino?

—¡Papá! —chilló Rosalie —. No hay nada que a Edward no le haya visto, además tengo derecho a estar aquí.

—¿Dudas que tú padre haga algo mal? —inquirió con cariño Carlisle.

—No, pero no quiero morir de preocupación y curiosidad —hizo un puchero Rosalie.

—Olvídalo. Amor, por favor —le pidió para que se marchasen.

Esme, con las mismas ansias de saber como estaba Edward, tuvo que marcharse con Rose.

Carlisle revisó a Edward dándose cuenta que no había sido tan grave, pero que tendría que tener cuidado con sus movimientos.

—¿Te duele?

Edward se quejó a modo de respuesta.

—¿Por qué fue ahora? —dijo Carlisle acostumbrado que su hijo fuese golpeado. A pesar de hablar con los padres de los agresores, estos continuaban haciendo de las suyas. Incluso había amenazado a las familias con no atenderles si sus hijos continuaban con este tipo de agresiones, aunque sabía que no podría cumplir con ello por que faltaba al código médico.

—Rosalie hab-bló en su d-discurso s-sobre Bullying y bien aquí me tienes —sonrió apesadumbrado.

—Hijo, creo que ya esta bien de todo esto, debes afrontarlo —sentenció —. Volverás a las sesiones del psicólogo.

Edward se quejó, lo que menos quería era volver a las sesiones con el Dr. King, un hombre mayor que se dormía mientras él hablaba.

—El Dr. King, se queda d-dormido en las s-sesiones —se quejó.

—No, el Dr. King no, ha llegado un nuevo médico, recién egresado y bastante experto en estos temas, me gustarías que le visitases a él —dijo vendando el codo de Edward.

—¿Quién? ¿Le conozco? —inquirió Edward inseguro.

—No, es nuevo se llama Jasper Hale —sonrió —. Es muy bueno.

—Si tú lo dices —rodeó los ojos.

—Nada cuesta intentar —dijo Carlisle dándole un pequeño golpecito en las piernas.

Esme y Rose estaban deshechas en curiosidad. Querían saber a toda costa que ocurría dentro.

—Dime una cosa Rose —dijo Esme mientras pensaba en lo ocurrido.

—Si, mamá —respondió dulcemente.

—¿Cómo dejaron de golpear a Edward? ¿Interviniste?

—No mamá, no he sido yo. Alice, Ángela y yo estábamos arreglando los detalles del baile de beneficencia, cuando llegamos al laboratorio Emmett me dijo que mi hermano estaba con su hermana en la enfermería —le explicó.

—¿Emmett? No conozco a ese muchacho.

Esme conocía muy bien a todas las familias de Forks, por el trabajo de su esposo había oído hablar de cada uno de los que vivían en el pequeño pueblo.

—Es nuevo al igual que Bella su hermana, son hijos de la profesora de artes —sonrió Rose.

—¡Ah! Pero cuéntame ¿Cómo ocurrió todo?

Rosalie comenzó a narrarle lo que ella sabía, sin detenerse en ninguna sola parte, contándole que había golpeado a Mike y que Emmett la defendió de Tyler, además le comentó que Bella había pasado todo el tiempo con Edward al ver que no podía volver a clase.

—¡Oh! —dijo sorprendida Esme ante la historia —. Hija quiero que traigas a cenar a esos chicos a penas puedas, quiero agradecerle el buen gesto que han tenido —sonrió dulcemente.

—Si mami —dijo feliz Rosalie.

Rosalie pensaba que le gustaba Bella como amiga y que quizá podría intentar unirla al grupo con las chicas.

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Autora: ManneVanNecker