miércoles, 17 de noviembre de 2010

Capitulo 1: Reunión, ¡Que bien!

- ¡Nathaniel! – grité a todo pulmón, todos los días era igual ¡este niño nunca me escucha!

– ¡Ya voy Ma! – bufe, 10 minutos llevo esperándole, ¿cuanto tiempo puede demorarse un niño de 7 años en arreglarse para ir al colegio?

- Nate! – el ultimo grito desesperado, ¡ya íbamos cinco minutos tarde! – ¡Al fin!.. ¿Que no has visto la hora? ¡Ya vamos tarde nuevamente!- suspire con un deje de cansancio, no importaba cuantas veces le dijera eso, siempre demoraba de todos modos – Ven Acá – agarre su chaqueta y se la puse, tome su mano y partimos al colegio.

Al subir a al auto, tuve que olvidarme de las leyes de transito que con tanto esmero mi padre me enseño – Perdón papá – pensé, estaba mas que segura de que diría adiós a mi libertad y un gran y caluroso ¡Hola! A las rejas si mi padre viera el kilometraje del auto en estos instantes, una triste sonrisa curso mis labios, siempre era así, cada vez que me algo me recordaba a ellos.

-...Ma? ¡Bella! – Di un respingo en el asiento al escuchar la voz de Nate a mis espaldas.

- ¿Qué ocurre? – le pregunte mientras lo miraba por el retrovisor y lo único que el hacia era apuntarme hacia al frente, fruncí el seño y baje mi vista.

– Oh... – fue lo único que salio de mis labios al momento en sentía la sangre acumularse en mis pómulos - ... esta verde – dije con una risita nerviosa, siempre que recordaba a mis padres pasaba esto, me perdía en aquellos recuerdos y me olvidaba de lo demás.

- Llegamos – le dije mientras lo ayudaba a bajar de la parte trasera del auto, me beso la mejilla y corrió a la entrada de su colegio.

– Adiós Ma! – me dijo antes de que comenzara a correr otra vez. Antes de entrara al auto Nate se giró y me vio con esa mirada – Dios que no sea lo que pienso que es – Belly! – llamó. ¡Demonios! Y justo ese apodo – Hoy tienes reunión a las 5.00, ¡Te quiero! – dijo rápidamente y desapareció.

Estuve parada...no se cuanto tiempo para poder procesar aquella información y cuando finalmente acepte lo que había dicho un grito de frustración escapo desde mi garganta - ¡Reunión! Lo que me faltaba – bufe, de todas las cosas que tienes que hacer cuando tu hijo esta en el colegio, específicamente esa era la peor de todas.

Todo comenzó cuando vine a anotar a Nate por primera vez en el preescolar, vale decir que la señora regordete que se encargaba de los papeles me miro de una forma que no es muy lindo describir, ¿y que esperaba? Tenia a un pequeño niño de cuatro años que me llamaba mamá, ¡a mi! ¡Que solo tenía 19 años!, nunca me molesto que Nate me llamará mamá, porque lo era ¿no? Yo era su madre. La primera reunión fue la peor experiencia que he tenido en mi vida, literalmente, cuando entre a la sala hubo un enorme silencio, cabe decir que odio ser el centro de atención y nadie ayudaba mucho en ese momento, entre rápidamente y me senté en el rincón del ultimo lugar donde recibía miradas furtivas de otras madres que ya tenían una edad "adecuada" para tener un hijo de esa edad, ¡tonterías! En fin, desde ese día las reuniones se convirtieron en un calvario para mí y más cuando por primera vez me llamaron para "hablarme" sobre la conducta de Nate.

Flash Back

- Permiso – dije mientras entraba al despacho de la Señora Lisbon.

¿Quería hablar conmigo? – le pregunte mientras ella me indicaba con su cabeza que tomará asiento.

Si, así es – comenzó, su tono seria me indicaba que Nate estaba en problemas, ya estaba pensando que castigo ponerle cuando prosiguió – Su – carraspeo – Hijo tiene una conducta que no es debida para los niños de su edad – Ok, eso me confundió así que le pregunte - ¿Qué quiere decir con eso? – la mire confundida, Nate era un niño tranquilo...bueno, los niños son niños ¿no? Cada cuando hacen sus travesuras.

El otro día golpeo a uno de sus compañeros – Ah era eso, el ya me lo había dicho – Si, lo sé – la Señora Lisbon me miro con reproche – ¿y lo dice así sin mas? Esa no es una buena actitud – insistió, pero lo que venia a continuación colmo mi paciencia – Tal vez que usted sea tan joven no es un gran ejemplo para su hijo, las niñas de su edad no es tan preparadas para ser madres, ni siquiera son capaces de cuidarse a ellas mismas, ¿como cuidar de un niño pequeño?... – sentía mi cara roja con cada palabra que la profesora decía ¿Quién demonios se creía ella para decirme que hacer con MI niño?- ... pienso que lo mejor es que usted debería encargarle su hijo a alguien con experiencia, ¿Cuándo lo tuvo no pensó en la adopción? Hubiera sido un camino mejor para el niño que una madre inexperta como lo son las jóvenes de su edad y... – dejo de hablar cuando mi palma voló a su mejilla.

Nunca he pensado en eso porque el es mío, ¿Quién demonios se cree usted para decirme tales cosas? Puedo asegurarle que soy mil veces una mejor madre que usted misma, permítame hacerle una pregunta, ¿Tiene hijos? – La Señorita Lisbon me miraba con perplejidad y solo se atrevió a negar con su cabeza – Eso pensé. Nos vemos en la siguiente reunión Señorita Lisbon. Que tenga un buen día – y Salí con la cabeza en alto, solo para actuar de que nada de eso me había herido, tomando en cuanta de que aun tenia cada una de sus palabras en mi mente, me monte en el auto y me puse a llorar como una magdalena ¿y como no hacerlo? Si al fin y al cabo ni siquiera era una verdadera madre.

Fin Flash Back

Si, desde ese momento que la Señorita Lisbon me miraba con odio, todos estos años que han pasado, en cada una de las reuniones que hacen a lo largo del año, ¿Pero que más da? Ya me acostumbre a la indiferencia de las otras madres hacia mí y al odio de la Profesora de mi hijo, a pesar de que nada de esto es mi culpa, nada es mi culpa.

Con un humor de perros me monte en el auto y fui rumbo a la Biblioteca de Phoenix, donde trabajaba a medio tiempo. Llegué en tiempo record, me puse tras el mostrador mientras bebía un café y leía un libro de los tantos que estaban desparramados encima de este. Esta era una de las pocas cosas que me gustaba de Phoenix, un lugar en el que podía pensar y leer un libro sin nada que me molestará, nada excepto cierta persona que justamente tenía en frente estos momentos.

- ¡Isabella Swan! – me dijo con sus pequeños brazos en forma de jarra en su cintura, golpeteando suavemente el piso con sus nuevos zapatos de tacón Jimmy Choo.

– ¡Me tienes aquí parada desde hace minutos! ¿Donde demonios esta tu cabeza ahora? – me regaño, simplemente no la escuche y conteste, tratando de sonar de lo mas normal y poniendo una de mis mejores sonrisas fingidas – ¡Hey Allie! – bufo sonoramente y dejo caer sus brazos a los costados de su cuerpo- Ok, ¿A que hora es la reunión? – y como siempre, todo el esfuerzo que ponía en esas sonrisas para que se vieran verdaderas, aunque sea un poquito, fue en vano. Suspire- ¿Tan obvia soy? – me pregunté a mi misma.

– Si, eres demasiado obvia cuando se trata de eso en particular. Aun no puedo creer que sea tan malo como dices – dijo Alice. Alice Brandon, una duende malévola poseedora de una belleza sobrenatural y culpable de que el centro comercial sea mi segundo infierno personal, Cabe decir que la quiero mucho y es mi mejor amiga desde años, ¿verdad?.

– Si lo es Alice, créeme – le dije en tono misterioso – Esta bien, te creo. Pero anda ¡cuéntame! – Comenzó a botar en el suelo como una niña pequeña, en realidad parecía una bolita saltarina - ¿Qué hizo mi querido Nate esta vez para darte las buenas nuevas? – ¡Ha! Ese era otro tema, digamos que Nate siempre sale con algo sorpresivo a la hora de darme la fecha de la reunión, no sé de donde saca tantas ideas diferentes, estoy empezando a sospechar que cierto duende tiene algo que ver en ellas. Aun recuerdo lo que hizo el mes pasado para anunciarme la fecha tan esperada – nótese el sarcasmo – de todos modos, le quedo delicioso...

Flash Back

Era un día hermoso, típico en Phoenix, con el sol calentando desde las alturas. Últimamente Nathaniel estaba, Uh, "demasiado" cariñoso, no me malinterpreten, el siempre es cariñoso, pero esta vez era algo sospechoso, pero bueno, lo deje pasar.

Pasamos casi toda la mañana en el patio trasero de la casa jugando a la escondida, pero luego Nate se aburrió alegando de que era aburrido con solo nosotros dos, si claro, solo porque iba ganando. El resto de la tarde la pasamos entre películas, vimos Buscando a Nemo, es la preferida de Nate, le encanta la canción de Dori así que ahí estábamos cantando a todo pulmón, luego se pudo cariñoso y empezó a hacerme mimos y decirme lo mucho que me quería, otro punto para mis sospechas. Al cabo de la película, Nate se ofreció para hacer la cena, si, un niño de siete años se ofreció para hacer la cena, ¿increíble? No lo creo. Así era el. Le deje todos los implementos listos en la cocina, solo haría pastel y yo lo estaría supervisando. Al empezar la decoración me mando a sentar a la encimera

Mamá ve a sentarte, yo quiero decorarlo ¿si? – y juro que nunca más dejare que Alice se junte con mi hijo, porque al momento en que le iba a decir que no comenzó a hacer el famoso puchero made in Alice. ¡Aggh! ¿Como puede uno resistirse a eso?

Suspire – ¡Esta bien!, cualquier cosa me dices eh!- le dije mientras me alejaba y me sentaba en uno de los pisos, sonreía mientras veía a mi pequeño hacer esas cosas, y es que para ser tan enano se manejaba muy bien en la cocina. En eso cerré los ojos y comencé a recordar cuando yo ayudaba a mamá a hacer la comida, nunca me regañaba cuando tiraba alguna cosa por causa de mi torpeza y tampoco...

- ¡Mamá! – abrí los ojos rápidamente y vi a Nate frente mio sonriendo burlón - Aquí esta tu pastel – me beso la mejilla y se bajo de la encimera - ¡espero te guste, Te quiero mucho mami! – y salio corriendo por la puerta. Estaba conmocionada por eso, esta que recordé el pastel, lo mire ¡Y claro! Todo encajo como un maldito rompecabezas. Dos palabras, dos malditas palabras era la única decoración que este tenia y yo sabia perfectamente que significaban "Mañana 5.00"

Te quiero mucho mami – remede – maldito tramposo- susurre bajo- ¡Ya verás Nathaniel! – grite mientras salía de la cocina para comenzar la mas grande guerra de cosquillas de la historia.

Fin Flash Back

- Mm, la verdad, esta vez no fue nada elaborado – Gracias a Dios – solo me lo grito desde la puerta de su colegio – me encogí de hombros ante la mirada divertida de Alice - ¿Sabes? Creo que el chico me tiene miedo – le decía mientras apoyaba mis codos en el mostrador y me inclinaba hacia delante – Cada vez que me va a decir esa fecha lo hace lo mas lejos posible de mi o simplemente hecha a correr – Me quede pensativa por un momento hasta que escuche la risa de Alice.

- ¿Quién no te tendría miedo? Solo basta ver tu cara o escuchar el grito de desesperación que lanzas cuando el pobre te anuncia la reunión – dijo como si fuera lo mas lógico del mundo, ¡claro que no doy miedo! ¿O si?, rodee mis ojos.

– En fin – bufe – Querida Alice – utilice el tono mas dulce de voz para decir eso - ¿Qué demonios estas haciendo tu acá a estas horas? – Alice nunca venia tan temprano a la biblioteca, siempre me venia a buscar a la hora de mi salida, ya que ella tiene su propia tiene, adivinen de que... ¡Si, de ropa!, en fin, como decía siempre viene a la hora de mi salida para ir a buscar a Nate.

– ¡Oh Dios, Lo olvidaba! – puso una expresión de horror, parecía que lo que sea que se le estuviera olvidando era de vida o muerte – Bells, hoy no podré ir contigo a recoger a Nathaniel – Ok, eso me asombro, Alice amaba a Nate y siempre aprovechaba cualquier oportunidad para estar con el, es mas, ¡le encantaba ir a recogerlo al colegio!- He quedado para almorzar con el hombre mas maravilloso que he conocido – puso uno expresión soñadora que jamás había visto en ella y suspiro totalmente embobada - ¡Es el amor de mi vida Bella! – prácticamente grito eso y en sus ojos azules había un brillo especial que nunca había visto. Sonreí por la felicidad que destilaba mi amiga.

– Ok, pero quiero todos los detalles ¿me escuchaste?- le dije apuntándola con mi dedo índice.

- ¡Claro! Todos los detalles que quieras – me guiño un ojo y sonrío – ¡Nos vemos luego Bells! – se despidió de mi agitando su mano al salir de la biblioteca. Suspire.

– Ok, ahora, a ordenar esto – dije posando mi vista en los libros que tenia esparcido por todo el mostrador. Tome algunos y los puse en sus estantes respectivos, así paso la mañana prácticamente.

Llegue al colegio quince minutos antes, así que mientras que esperaba a Nate me quede dentro del Audi escuchando música en mi Ipod, solo para relajarme y poder afrontar lo que me esperaba esta tarde. La melodía de Debussy resonaba en mis oídos hasta que oí un pequeño golpeteo en la ventana me gire rápidamente para ver a Nate para fuera de mi puerta. Baje inmediatamente del auto y me puse a su altura para besar su mejilla.

– Hola pequeño, ¿Qué tal el colegio? – hizo una mueca de desagrado cuando le dije pequeño, odiaba que lo llamara así, pero a mi me encantaba hacerlo rabiar.

- ¡Bien! – Me dijo emocionado mientras se acomodaba en el asiento trasero – Sabes Ma, hoy llego un nuevo profesor y ¿Adivina que? – No me estaba empezando a gustar a donde llegaría esto - ¿Qué? – Pregunte siguiéndole el juego – ¡Será mi nuevo profesor! – Ya lo recuerdo, mi querida Señorita Lisbon – nótese el sarcasmo – estaba embarazada y tenia estos meses para mejorarse. Aun ciento escalofríos recorrer mi espalda cada vez que la recuerdo, si las miradas matasen, yo estaría muchos pies bajo tierra. Un profesor nuevo, ¡Perfecto! Ahora tendría otra persona a la cual debería ignorar, lo que me faltaba.

– Hoy te quedaras con la Señora Harrison – y antes de que empezara a replicar seguí diciendo – Tía Alice...no esta disponible en estos momentos – una sonrisa divertida comenzaba a cursar mi rostro, Alice, Alice, Alice. No te salvaras de mi interrogatorio, ¡No Señor! Esta mas que claro que tengo que saber que paso con Mister Maravilloso.

– ¿La Señora Harrison? ¡Pero Bella! Es tan aburrida, además, ¡Siempre me hace alimentar a sus feos gatos! – Se cruzo de brazos y empezó otra vez con el famosos puchero.

- ¡Vamos! No te pongas así, solo será por un rato, No es mi culpa que no te puedas quedar con Tía Alice en estos momentos, ella estará ocupada con su Príncipe Azul – dije de forma divertida para aligerarlo un poco, aunque rectifico, ¡se ve tan adorable con se enfurruña! – Te prometo algo – dije captando su total atención – cuando llegue te hare tu plato preferido – y le guiñe un ojo, su rostro se ilumino y se cubrió por una enorme sonrisa – ¡Pizza con extra queso! – Grito – Pizza con extra queso será – le dije aparcando a un lado de la acera de la Señora Harrison, que estaba esperándonos en el jardín.

– ¡Bella, Querida! – Me recibió con un afectuoso abrazo – No te preocupes, yo cuidare muy bien a este pequeño – me decía mientras pellizcaba sutilmente las mejillas de Nate y este ponía una mueca de desagrado. Me agache para quedar a su altura – Pórtate bien pequeño – le dije mientras revolvía su cabello y besaba su roja mejilla. Bufe – bueno es hora de que me valla a mi infierno personal – Nate me sonrío burlón.

– ¡Te Quiero Ma! – grito en el momento e que me montaba en el auto y partía a mi tortura de todos los meses.

Aquí estaba, en la entrada del colegio – Es Ahora o nunca Bella – suspire y me adentre en el colegio. Sonreía mientras caminaba por los pasillos del colegio, me recordaba a la secundaria. Al entrar en la sala donde seria la reunión comencé a comparar la secundaria con esta pequeña sala. Pan comido. En el frente del salón teníamos a las mamas que pedían a gritos la atención del Profesor y que se regodeaban de que sus hijos eran los mejores y a pesar de parecer amigables, al darles la espalda ¡Pam! Sacaba sus garras, claramente las podíamos clasificar como las porristas de la secundaria, solté una pequeña risa por mi comparación, En el medio del salón estaban los normales, los que no se metían con nadie pero de igual manera estaban interesados con todo lo que sucedía allí. Hm, y por ultimo los marginados o alias: Bella Swan. Aquellos que se aislaban del mundo – salón, en este caso – para pasar desapercibidos. Pero eso era algo que claramente no lograba conseguir.

Tome asiento en el rincón de siempre, haciendo lo de siempre, nada. De un momento a otro un silencio realmente incomodo irrumpió en el salón, ¿Qué demonios pasaba para que todas se quedaran calladas súbitamente? Alce ni cabeza para ver que causo o quien causo aquello. Quede pasmada con la visión que tenia frente a mi - ¿Quién es el? – pensé. Allí, en frente del salón estaba parada la razón por la cual todas permanecían en un silencio sepulcral, ¿Quién no se pondría así con semejante espécimen? Adonis, eso era él, un perfecto Adonis, que digo, Adonis sentiría envidia de aquel hombre. Su rostro perfectamente esculpido te quitaba el aire, su nariz recta y de una simetría desconocida, sus labios, esos carnosos y rosados labios que te incitaban a besarlo, su cabello de una tonalidad extraña entre el cobrizo y castaño, completamente desordenado dándole un aspecto desaliñado, peor lo que me tenia mas embobada eran sin dudas aquellas dos esmeraldas, que resplandecían bajo una capa de gruesas y largas pestañas, y miraban con diversión el salón entero.

- Buenas Tarde, soy Edward Cullen, el nuevo profesor – anuncio con una melodiosa y aterciopelada voz, rematando con una sonrisa torcida que saco mas de un suspiro.

Edward Cullen, simplemente perfecto, bufe.

Últimamente se había hecho un hábito en mí.

Autora: http://www.fanfiction.net/u/1767987/Lambstown